Natalia es una mujer excepcional. Madre y productora de café al más alto nivel, y heredera de una tradición familiar de muchas generaciones.

Cree que cultivar, cosechar, moler y tostar el café es un proceso que tiene mucho que ver con su papel de madre.  Natalia dice que cultivar una taza que brille a los sentidos del catador es como criar a un hijo. Requiere paciencia, amor, talento y dedicación.

Desde que conoció a Marcela, una de las creadoras de Roblesabana, Natalia comenzó a compartir su sueño de desarrollar una marca de cafés especiales. Una marca que pusiera la mejor taza de café al alcance del mayor número de personas en nuestro país y el mundo.

Natalia se comprometió a aportar a Roblesabana todos sus conocimientos, adquiridos a lo largo de muchos años, no sólo cultivando café en la finca de su familia, sino también negociándolo en los mercados internacionales, donde podría aprovechar su enorme potencial.

Recorriendo el mundo con sus cafés bajo el brazo, probando los mejores productos de otras partes del mundo y conociendo las diversas opiniones de los expertos, Natalia llegó a formarse ideas realmente claras sobre los elementos que definen un producto de la máxima calidad.

Por eso Natalia es una de esas productoras que se preocupan por todo: la adecuada nutrición de los suelos, el estado de los cortavientos, la sombra, un cuidadoso control de plagas. Porque, como en la educación de los niños, hay que estar siempre atento, saber escucharlos y darles -niños y plantas- siempre lo que necesitan.

FINCA ROBLESABANA POAS LA HILDA

En su alianza con Roblesabana, Natalia ha puesto lo mejor de ese conocimiento para crear la versión especial Poás Finca La Hilda: un caturra /catuaí de más de 1.350 metros de altitud, proceso lavado, con un tueste medio a oscuro que intensifica sus cualidades. Así, de una mujer a otra, se ha creado un vínculo que nace del café, pero que va más allá: son Mujeres Cosechando Excelencia, en su trabajo, en su familia, en la vida.

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