La historia de Roblesabana cruzó fronteras y fue destacada en una revista alemana de turismo “The Best of Travel Group Magazine”.

UNA HISTORIA DE CAFÉ Y MUJERES

Desde el corazón de Costa Rica.

Costa Rica ha sido considerado durante mucho tiempo un paraíso del café. Un país con suelo volcánico, laderas montañosas cubiertas de niebla y diversos microclimas que producen algunos de los mejores granos de café del mundo. Pero más allá de las notas de sabor a cítricos, chocolate o miel que caracterizan el famoso café de especialidad del país, hay otra historia: una que habla de mujeres que están cambiando las reglas del juego.

En el centro de este movimiento está Marcela Porras, una experta en café y cofundadora de Roblesabana Coffee. Desde hace más de 20 años, vive y respira café, desde sus inicios en el Instituto del Café de Costa Rica hasta la creación de su propia marca, basada en la transparencia y el bienestar compartido.

"Creemos que existe un mercado que podemos compartir:
hay suficiente para todos, y cada uno aporta sus cualidades únicas".
Marcela

Roblesabana es una marca, pero también una plataforma que conecta directamente a las productoras de café con los consumidores y aboga por la trazabilidad y el comercio justo. Cada bolsa cuenta una historia: dónde se cultivó el café, a qué altura, cómo se procesó y, sobre todo, quién lo produjo.

Todas las variedades de café de Roblesabana son producidas al 100 % por mujeres en Costa Rica y cumplen con los estrictos estándares de la Specialty Coffee Association (SCA), con una calificación de 83 puntos o más. Son cafés con carácter y conciencia: perfectamente tostados, nunca mezclados y entregados directamente de la finca a la taza.

"No consideramos el café como una mercancía", explica Marcela.
"Lo vemos como una oportunidad para construir comunidad, restaurar el equilibrio y reconocer a las mujeres que siempre han sido parte del alma agrícola de este país".

Con fincas asociadas en Naranjo, Tarrazú, Alajuela y Poás, todas dirigidas por mujeres, Roblesabana persigue una visión del café basada en el conocimiento, la tradición y el empoderamiento colectivo. Muchas de estas productoras han heredado tanto la tierra como el conocimiento transmitido de generación en generación por sus padres. Ahora también toman las decisiones comerciales: establecen perfiles de tostado, seleccionan lotes y participan directamente en el control de calidad y la cata.

"En un mundo empresarial que todavía está dominado en gran medida por hombres,
queremos demostrar que las mujeres no solo son capaces, sino que son líderes", dice Marcela.

Costa Rica representa solo el 0,03 % de la masa terrestre del planeta, pero alberga casi el 5 % de la biodiversidad mundial. Esta riqueza se refleja en su café y también en la vibrante diversidad de las personas que lo producen. La misión de Roblesabana es hacer que este café excepcional sea accesible, sostenible y significativo, tanto para el consumidor como para las mujeres detrás de cada taza.

Porque en Costa Rica, el café no es solo una bebida, sino una forma de vida.
Y para mujeres como Marcela Porras y sus socias en las tierras altas, también es una forma de cambiar el mundo, una perfecta taza de café a la vez.